Secuestro Express.

4ta parte.


Sucedió en una ciudad ficticia, en algún país artificial.
Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.


El incandescente sol abrazaba la mañana, ya la noche había terminado y los jóvenes amantes seguían acostados, regocijados entre los brazos de Morfeo, después de una incesante noche de pasión, estaban exhaustos y no se percataban del rebullicio fuera de la habitación…   hasta que el –fuerte- ruido  de alguien llamando a la puerta los despertó…

            _Señor John, señor John,  discúlpeme que lo moleste, mi hija tiene un fuerte dolor y necesitamos llevarla al centro médico ¿usted podría ayudarnos?  -dijo- la mujer, un tanto desesperada.
           
            _ ¡Claro, claro! voy, pero ¿cómo hacemos?    ¿Qué necesita? –Dijo John-
           
            _Por favor vaya allá, a donde guardó la moto, la comadre me va prestar el carro, para llevar a María…  vaya rápido por favor.

            Inmediatamente –John- salió en pantuflas –casi corriendo- a buscar el vehiculo, regresando en minutos y sin apagadlo, aparcó frente a la casa, para que abordaran la mujer, María, el niño y Ana.

            En la cara de María se podía notar el sufrimiento; con una mano en sus caderas,  la otra en el vientre, su rostro humedecido en lágrimas, no podía ni hablar, hacía terribles gestos, y llantos que manifestaban lo que estaba sintiendo. Por momentos levantaba la vista -al techo interior del vehiculo- como implorándole a Dios, que detuviera ese dolor… con las instrucciones de la mujer, en pocos instantes llegaron al centro médico; entre Ana y la mujer llevaron a María, a la sala de emergencias. John, permaneció con el niño en el auto por unos minutos, para dirigirse después, a la sala de espera donde encontró a Ana.

            Esperaron por unos minutos –media hora, más o menos- y de pronto, aproximándose por el pasillo hacia la sala de espera... Se dejó ver –María- venia caminando despacio, tranquila y serena, sin muestras de ningún dolor, relajada y quizás un poco apenada… en compañía de su madre, que de inmediato agradeció -a John-  por la ayuda prestada y le pidió devolverles a casa.

            John y Ana, se miraron –sorprendidos- entre ellos no entendían lo que sucedía, y como después de ver a María, gritar y llorar de dolor aun continuara embarazada…

            Durante el trayecto de regreso, la mujer no paraba de hablar. Y agradeciendo a Ana y a John, les explicó lo que sucedió.

            _Ay señor, que pena con ustedes, y de verdad gracias por colaborarnos, ¿ustedes pensaban que mi hija estaba pariendo? Yo también lo creí al comienzo, hasta que ella me dijo que no había podido ir al baño desde hace varios días,  -es que ella es estítica-  y como ayer se puso a comer conservas de coco… se tapó…  complicada con el embarazo, no podía tomar laxantes…    el doctor la mando a comer mucha fibra;  y nada de conservas coco…

            Bromearon y rieron todo el trayecto hasta llegar nuevamente a la casa, la mujer les preparó un suculento desayuno, mientras recogían sus pertenencias… luego de comer, se despidieron de María y del niño, para abordar el vehiculo en compañía de la mujer y devolverlo a la casa de Mireya, en donde está  aparcada, la motocicleta…
           
            El cielo despejado y sin nubes permitía que los incesantes rayos del sol se sintieran en su máxima expresión, siendo las nueve de la mañana –pasadas- el calor hacia mella entre las personas que no están acostumbradas a estas temperaturas.  -John y Ana- recibiendo la brisa fresca de la costa, abordo de la motocicleta, nuevamente cruzaban el elevado puente con dirección a las playas, buscando a los miembros del círculo, las motocicletas y el alboroto… primero divisaron a Carlos, quien les dijo en donde estaban Iván, Aurys, “Chuito”,  La Nena y los demás… no les fue difícil encontrarlos y al llegar se dieron cuenta, que quienes permanecieron allí la noche entera se encontraban desgastados, sin fuerzas, sin ánimos; mientras que algunos conservaban el ánimo, igual que el día anterior.
           

           
Ana -más precavida que ayer- intuitivamente buscó las sombras, que nos obsequia la vegetación de estos hermosos paisajes, sin exponerse tanto a los rayos del sol…   disfrutaron el día como nunca antes.  Cuando llegaron las cuatro de la tarde, las exhibiciones, competencias, acrobacias y piruetas habían terminado y muchos pensaban en abandonar su –apacible- vida diaria, para caminar errantes, junto a la orilla del mar...
            Por sobre el elevado puente que comunica el gran cayo con el pueblo, cruzaban cientos de motociclistas, que habían hecho presencia en el festival, desde todas las regiones y lugares de este País Artificial... Colmaron el pequeño pueblo en minutos, con sus increíbles caballos de acero desfilaron al compás del rugido de sus motores.

            El sol comenzaba a sumergirse en las recónditas aguas, de la inmensidad del mar, obsequiando una majestuosidad de colores en el cielo, que jamás podrán olvidar.

            Despedirse de esas tierras, fue algo verdaderamente difícil. -Dos días maravillosos… compartiendo con muchas personas, de diferentes círculos motoristas de este País Artificial-…. 

            El punto de encuentro seria, la estación de combustible en las afueras del pueblo… John, Ana y los demás, estuvieron listos, en el lugar, para comenzar el recorrido de regreso a esta, nuestra ciudad.  Después de abrazos, estrechones de manos y besos. Iván volvió a comandar la salida…

            La oscuridad había llegado. –John, Ana y los demás- recorrieron sin cesar las vías de regreso, deteniéndose tan solo una vez durante el trayecto, ansiosos por llegar a sus hogares en esta Ciudad Ficticia.  Luego de tres horas, nuevamente estaban en el mismo lugar, donde el día anterior habían iniciado la aventura. La estación de servicio CFPA, en la frontera de este estado, a veintisiete kilómetros de distancia de su hogar.


Capitulo final, próximo lunes (…)                                              

                                   
             
Gracias por leerme.  Dios te bendiga. Cuídate y cuida de tus amig@s y familiares…. Esta ciudad es ficticia, la tuya es real…

8 comentarios:

  1. Gracias talyuno, sigo pendiente... feliz viernes!

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    1. Gracias a ti Eva, que tengas un excelente día...
      Dios te Bendiga.

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  2. Gracias talyuno, sigo pendiente... feliz viernes!

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    1. Gracias a ti Eva, que tengas un excelente día...
      Dios te Bendiga.

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  3. Muy hermoso escrito. Estarépendiente.
    Feliz fin de semana.
    Un fortísimo abrazo.

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  4. !!bueno!! Seguiré, esperando el final!!!! Felicidades!!!

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