Mazmorras.

III parte.



Crónicas de una Ciudad Ficticia.
Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

(…) Desde esta posición, pude divisar un local,  con  un lugar donde poder aparcar.
El extraordinario y colorido jardín, de exquisitas flores color lila, en diferentes tonalidades, fue lo que principalmente llamó mi atención. Inmediatamente el semáforo cambió el color de la luz, me dirigí al pequeño local comercial con los aparcaderos vacíos.
Una pequeña casa de seis metros de frente, aproximadamente. Con un extraordinario y colorido jardín que adorna muy bien la entrada al pequeño vestíbulo antes de entrar, donde están dispuestas varias mesas de manteles a cuadros blancos y rojos, tan ladeados, que sus esquinas colgaban visiblemente entre las patas de las mesas formando pequeñas “V”. En  medio y sobre ellas, unos vistosos floreros de vidrio con flores tomadas –seguro- del jardín anterior; no había muchas personas en el lugar y muchas de las sillas que acompañaban las mesas estaban vacías.
Al lado derecho de la entrada, después de las mesas, un extraordinario asador hecho de ladrillos, en donde por un lado una mujer extendía con un gran cucharon,  sobre una ennegrecida plancha de acero, una inmensa y redonda mezcla de maíz que a leguas se veía apetecible;  a su lado, un hombre hacia girar tres largas varas de madera, que tenían enrolladas grandes piezas de carne, sobre el más vivo y flameante fuego que producía la brasa ardiente en el encerrado horno bajo ellas. El humo salía sin llamar la atención, despedido,  surcando hacia el inmenso cielo de estas hermosas tierras, por la gran  chimenea de metal que esta sobre el asador. El agradable aroma a carne asada impregnaba muy bien el ambiente.  
Tomé una de las sillas en la mesa más retirada al asador y cuando disponía a sentarme, el señor frente al asador, me dio la bienvenida, invitándome un plato con tres pequeños cortes que hizo a una de las carnes en el armazón, agradeciendo el gesto, le pedí -por favor- una botella de agua bien fría, para calmar mi sed.
 En el preciso momento que el hombre estaba de regreso colocando la botella de agua sobre la mesa…
La contagiosa melodía del tono de mi celular interrumpió las ganas que tenia de beber el agua de un solo sorbo.
♫ ♪♫  ♪ ♫♪  En un llano tan inmenso, tan inmenso como el cielo, voy a podar un jardín para que duerma tu cuerpo. En un mar espeso y ancho, más ancho que eluniverso,voy a construir barco para que navegue en el sueño. En un universo negro como el ébano más puro, voy a construir de blanco nuestro amor para el futuro, en una noche cerrada voy a detener el tiempo, para soñar a tu lado que nuestro amor es eterno ♫ ♪ ♫  ♪♫ ♪  […].
— ¡Hola! Buenos días, ¿Iván? Soy Katherine ¿Cómo estás? ¿Ya estás en el pueblo? –dijo la voz al otro lado del teléfono.
— ¡Hola! Doctora, todo bien, si, si, ya estoy en el pueblo, acabo de llegar y me detuve a comprar agua. ¿Por qué, pasó algo? –Respondí mientras me apresuraba a sorber de la botella.
—No, no, nada, todo está bien, no te preocupes, tranquilo. Estoy en el Circuito Judicial, voy saliendo para la “Casa de Abrigo”. Ya Indira está allá, en este momento debe estar conversando con la Directora. Debe estar entregándole el dictamen final. Rebeca está muy emocionada –dijo la abogada con un tono tan agradable que solo se podía traducir en contento-Solo debes firmar unos documentos…
— ¡Si Doctora!Ya estoy por llegar. Yo hablé con Rebeca anoche después que usted me llamó  y lo único que repetía era“Que no iba a poder dormir, que quería que amaneciera rápido”. —Yo también estoy muy feliz Doctora.
— Lo sé Iván, créeme que lo sé y como siempre te dije: “El tiempo de Dios es Perfecto”. Come algo y quédate tranquilo, nos vemos en un rato.
—Está bien doctora. –respondí sin más miramientos, mientras mi mente se llenaba de recuerdos de la larga batalla judicial, librada durante estos tres años, para tener la guardia y custodia de Rebeca.  «La niña de mis ojos»
Levantando mi mano hice señas a la mujer que se encontraba a un lado del asador, para que se acercara y pedirle una de esas fabulosas mezclas de maíz que tenía sobre la humeante plancha y que se veían tan provocativas; así como otra botella de agua. Instante en el que aproveché para preguntar por un baño donde lavarme las manos.
—Pase señor, al final, a mano derecha está un pasillo, la segunda puerta del lado izquierdo. –dijo la mujer señalando al interior del local.

No sé si estaba encandilado por la luz del día o el local adentro estaba poco iluminado. Adentro había más personas de las que creí; comían y danzaban felices, por la excelente interpretación de una hermosa mujer, que  ataviada con un inmenso traje de color naranja y motivos florales, con micrófono en mano entonaba una alegre tonada propia de estos llanos. 
Seguí las indicaciones de la mujer para llegar al pasillo, a la segunda puerta; de la que salí sin mayor contratiempo unos minutos después de lavarme las manos.
Cuando me dirigía nuevamente a mi mesa. Una tercera puerta, entreabierta, llamó poderosamente mi atención. Por la impresionante bulla y gritos que venían de adentro. No pude evitar asomarme. Un pequeño cuarto que fungía como casino, en donde muchas personas se encontraban realizando apuestas y consumiendo licor; había grandes cantidades de dinero en efectivo sobre las mesas.
En una de las mesas, un niño de unos once años de edad –aproximadamente-  es quien dirige las apuestas. Al observarme entrar, elevó sus gritos y ofrendas de premios en las apuestas, como invitándome a participar. (…)

Continuará, próximo miércoles.

Gracias por leerme. 
Gracias por leer “Las Crónicas de una Ciudad Ficticia”.
Cuídate y cuida de tus amig@s y familiares….
Esta ciudad es ficticia, la tuya es real…
Dios te Bendiga.

2 comentarios:

  1. Saludos, Talyuno; acabo de disfrutar los tres episodios de tu nuevo relato "Mazmorras" y de verdad te felicito, el tercer episodio; hace que quiera leer el final, y bueno espero que sea pronto; buenas noches

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    1. Saludos Viejo Pariche; la felicidad me embarga al leer tus palabras. Gracias. Me alegra mucho que te haya gustado. El miércoles, Dios mediante, próximo capitulo. Saludos, que tengas un excelente fin de semana. Gracias por leerme.

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