El Catedrático.

 Hola.
Os saludo deseándote lo mejor y paso a dejar por aquí este relato con el que quería participar en un reto para escritores principiantes.

El reto consistía en comenzar con la frase: “Dicen que todos tenemos un doble en alguna parte”. Debía ser narrado desde el punto de vista del antagonista (contrario al protagonista) y no ser mayor de 750 palabras. 

Lamentándolo mucho -para mí- no pude cumplir con cierto requisito y no participé.
Pero en vista de que me siento complacido y agradecido con Dios por mis esfuerzos, hoy lo comparto contigo.
Es una escena que nunca ocurrió, en un lugar que jamás existió 
Espero en verdad te agrade y lo disfrutes. 

Crónicas de una Ciudad Ficticia.
Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

Dicen que todos tenemos un doble en alguna parte  -dijo- el padre de Isabel, al mismo tiempo que Thomas  intervino.

 —Si es así, no quisiera encontrar al mío, es bien sabido a través de la historia que las personas que dicen haber visto sus dobles han conseguido la muerte de las maneras más extrañas e imprevistas posible y siempre a los pocos días de dar fe de sus testimonios. Hay casos famosos como el de la emperatriz rusa Catalina la Grande que al ver a su doble murió a los pocos días. Y según cuentan no fue ella la única que la vio, dicen que la escolta real también vio al doble. Otro caso famoso, es el de un presidente de  Estados Unidos  Abraham Lincoln, que una noche recostado desde un sofá en su habitación, pudo ver en un espejo cercano su rostro y exactamente al lado de él, otra imagen, la de una segunda persona, por lo que de brinco y sobre salto se acercó al espejo, pero no vio nada, y no había nadie más en la habitación, nuevamente volvió a recostarse en el sofá, y esta vez con mayor claridad, vio la misma imagen, dos veces su rostro en la superficie del espejo;  él,  mirando al espejo  y  el otro observándose  a  él,  aseveró que era su mismo rostro, pero más pálido y demacrado, su mismo rostro, su doble… 

—Eh, ¿cuán insensato eres Thomas?  Interrumpí de manera grotesca   -mostrando mi enfado-.
— ¿Cómo te atreves a contar esas historias en este momento? ¿Acaso no vez que asustas a los niños?

Estando sentados a la mesa en mitad de la cena, fue la única excusa que encontré para conminarlo a callar.

— ¡Oh!  Mis disculpas señor Díaz, señora Díaz, niños perdónenme,  no fue mi intención asustarlos. -dijo Thomas-  
— ¡Oh no! no te disculpes Thomas. –Ripostó- la madre de Isabel, de la manera que solo pude entender como un regaño.
—Ignacio, siempre tan exagerado, los niños ni siquiera prestaban atención; tus historias y conocimientos siempre han sido bienvenidos en esta mesa y más aún,  ahora que has regresado, debes tener infinidad de historias y cuentos que compartir con tus futuros nuevos padres.
¿Qué? –Pensé-  Mientras escuchaba vinieron a mi mente los más bajos y egoístas pensamientos que un ser humano puede tener.
—Si Ignacio –continuó la mujer- Thomas ha pedido la mano de Isabel en matrimonio,  estamos a gusto y de acuerdo en conceder el permiso para el matrimonio. Tanto Isabel como Thomas desean que los acompañes en la boda.
 
Ocultando mi indignación y mi enfado, no tuve más opción que asentir  y fingir que la alegría embargaba mi alma por los futuros esposos.

Luego de beber un pequeño sorbo, levanté la copa de vino en mi mano y -dije- 
—Por supuesto que acepto, ¡felicidades a los novios…!

Mientras que un increíble dolor atravesaba mi alma, haciéndome sentir y escuchar mi corazón romperse en pedazos. Como las hojas secas, al ser trituradas por las inocentes manos de un niño en su afán de crecer, al mismo tiempo que en mi mente persistía la idea de no permitir esa boda. 

—Gracias Ignacio, sabíamos que podíamos contar contigo –dijeron- al unísono los novios, mientras levantaban sus copas para acompañarme en el brindis.


Culminado el brindis y la cena, nos encontrábamos en la estancia del inmenso salón de la casa del señor y la señora Díaz.
Me despedí, no podía seguir manteniendo esta falsa felicidad y  acercándome a Isabel, la abrace entre mis brazos con delicadeza y suavidad, para firmemente y en voz baja decirle al oído “Sabes que no lo permitiré”   instante en el que sentí como su corazón dejaba de latir, separándose de inmediato, pude observar en sus ojos  la sorpresa y el miedo por la intempestiva  declaratoria que acababa de oír.
Inmediatamente di la espalda para despedirme de sus padres, y por último estrechar la mano de Thomas. 
Monte mi caballo al salir de la casa de los Díaz.
Y con un exagerado golpe del fuete, lo hice galopar sin sentido, ni dirección por un rato, hasta encontrarme perdido y sin rumbo en el valle, donde divisé claramente a un hombre a caballo, cabalgando dócilmente y directo hacia mí, al verle de cerca, una inmensa sorpresa se apoderó de mí ser.
Somos exactamente iguales,  ¡mi doble! –exclame-

***

Hay ocasiones en nuestras vidas, en las que creemos sentir que el cielo o el universo entero se cierran sobre nosotros. Nada más lejano a la realidad. El universo no es más que un campo inexplorado de situaciones positivas y adversas para con nuestras realidades.
Todas y cada una de las situaciones por las que atravesamos durante este corto recorrido que llamamos vida y que en ocasiones consideramos como “terribles ratos amargos” no son más que el acondicionamiento perfecto para entender y saber que siempre podemos evolucionar y ser mejores personas, mejores hijos, padres, amigos o hermanos.
El deber ser, está en entender lo que sucede dentro de nosotros mismos y a nuestro alrededor, con la única convicción de buscar y encontrar la dirección más idónea que nos permita resurgir de manera positiva, ante cualquier situación que “creamos” contraria.
En nuestro camino siempre encontraremos personas que estén dispuestos a ayudarnos, también a quienes no le estén. De nosotros está  si podemos reconocerles, ayudarles o aprender de ellos.
En algún lado leí alguna vez “Que todo pasa por una razón y lo que no pasa, también tiene su razón”. La vida nos ha dado todo, de nada nos podemos quejar.

“Errar es de Humanos, de Sabios Rectificar”



Gracias por leerme.
Gracias por leer Las Crónicas de una Ciudad Ficticia.
Dios te Bendiga.
Cuídate y cuida de tus amig@s y familiares….
Esta ciudad es ficticia, la tuya es real…





5 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Gracias Penélope, me alegra mucho que te haya gustado. Que tengas una feliz noche y un merecido descanso.

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  2. Gracias Talyuno. Especialmente a mi,me cuesta aceptar que todo pasa por algo. Sólo queda seguir.
    Hasta que la vida, el universo quiera. ♡

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    1. Hola Eva. A veces a todos nos cuesta un poco entenderlo, pero asi es... Un gusto saludarte.

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  3. Gracias Talyuno. Especialmente a mi,me cuesta aceptar que todo pasa por algo. Sólo queda seguir.
    Hasta que la vida, el universo quiera. ♡

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