Cualquier
parecido con la realidad es pura coincidencia.
Hubiese querido comenzar este post, cambiando un poco la
temática de mis relatos, tratando de reflejar uno de los aspectos más
destacables y positivos de esta ciudad
ficticia, en este país artificial, como
lo es su gente... Sin embargo, al
percatarme de la terrible situación que Aghata, la amiga de un amigo, tuvo que
atravesar… Se apoderaron de mí un conjunto de emociones y sentimientos amargos, que honestamente, no me permiten reflejar aspecto positivo alguno de esta
sociedad, aunque quisiera... Y es que
¿Cómo? Explicar que
pueda ser vulnerado y violado, el bienestar del único lugar en la
dimensión de esta ciudad ficticia, donde
una persona puede y debe, sentirse y estar segura como es el hogar; crea un
corto circuito en mi cerebro…
_Hola mami buenos días. _Buenos días hija, ¿vas a desayunar? _Si mami gracias, ¿me
sirves un poco de café, porfa? Gracias mami.
_ ¿Y mi tío Vito, no se ha levantado? _Tu tío salió de madrugada,
fue hacer la cola para comprar algo de comida en la bodega de
don Julián, últimamente las colas son más y más largas, las personas parece que
pasan la noche allí, esperando para comprar al otro día. _Que malo, que desastre ¿de verdad mami? _Si mi amor, pero que vamos hacer, gracias a
Dios que Vito nos ayuda, nosotras no podríamos salir por ahí de madrugada. _ Ay
mami no, a mí me da miedo. _Mami, abuela bendición… Interrumpía la
conversación, un inocente niño de seis años, hijo de Aghata, una joven madre soltera
que por circunstancia de la vida con gran Amor, esfuerzo y sacrificio, criaba a
su hijo, con la ayuda de su madre y su
tío Vito… _Dios te bendiga mi amor… abrazándole y alzándolo entre sus brazos le
estampo un beso en la mejilla. _ ¿Ya te lavaste la boca? -Dijo la abuela- Vamos
siéntate a la mesa para que te tomes la avena. _Si Abuela…
mientras Aghata terminaba el
último bocado de comida se levantaba de la silla para despedirse de su hijo y
de su madre… _Chao mami, me voy, gracias bendición, Daniel, Dios te bendiga, te
portas bien y le haces caso a tu abuela, ya sabes sino el Domingo no vamos para
la playa… _Si mami bendición. _Dios te bendiga mi amor, te quiero. –Dijo-
estampándole un gran beso en la frente, que dejó marcado por el labial rojo que
llevaba. _Mami, acuérdate que hoy viene
el señor a reparar la lavadora, por si acaso vas a salir, para que estés
pendiente. _Okey hija, vete tranquila.
Dios te bendiga. _Amén mami, amén.
Así, se despidió Aghata, de
su hijo y de su madre, para dirigirse al mercado principal del centro, en esta
ciudad ficticia, donde regenta una pequeña tienda de quincallería, por más de
ocho horas diarias, de lunes a sábado, durante todo el año…. Admirable labor para una joven, madre soltera
que ha entendido el valor de la vida y del sacrificio para lograr salir
adelante, o como diríamos algunos, tratar de sobrevivir como se puede en esta
ciudad ficticia con la completa convicción de que no es como se merece y quiere...
El día transcurría sin mayores
miramientos y sin novedades relevantes, la venta estaba un poco floja por no
haber mayoría de clientes en las calles, el mercado estaba desolado. Y como hacía a diario después del mediodía, llamó
a casa, para ver cómo estaban las cosas con su hijo y su madre…_Todo está bien
mi amor, Daniel ya almorzó y está durmiendo la
siesta, Vito aun no llega, debe
estar ¡muerto del hambre! Y el señor que va a reparar la lavadora tampoco ha
venido… ¡Ding! ¡Dong! en ese preciso momento se escuchó el timbre… _Ay,
debe ser el señor de la lavadora, chao, chao, te llamo ahora…
Nuevamente ubicada en su tienda, Aghata se levantaba el
ánimo, gritando al viento… ¡Adelante! ¡Adelante! Pasen adelante, las mejores ofertas en pinturas de
uñas, lápiz labiales, lentes, gafas de sol, uñas acrílicas… y un sinfín de
productos y artículos de quincalla que le acompañan a diario en su tienda… el
cielo comenzaba a teñirse de un hermoso
naranja, las nubes opacaban al sol que relucía en dorado dejando mostrar el ocaso,
por unos segundos el cielo se tiño de rojo igual que sangre… Era esa, una de las más hermosas tardes que había podido apreciar desde su
tienda… y por unos instantes un
sentimiento de desolación invadió su cuerpo, su mente y todo su ser. Decidió
llamar a su madre, que no respondió al teléfono, lo dejo repicar y repicar varias veces, concluyendo en su mente, seguro ha salido, no se preocupó…
Había culminado su día, y estaba contenta por haber cumplido la
meta, a pesar de la poca afluencia de clientes, había podido reunir el dinero
para la mensualidad de su tienda, los servicios de su casa y comprar un poco de pan para la cena… cerró
la tienda y se dirigió a su casa, no sin antes pasar por el pan y una chupeta
de caramelo para Daniel, se sentía muy agotada, al llegar a la residencia de
condominios, tomo el ascensor, para subir al segundo piso, donde vive, abrió la
puerta y de pronto se encontró en la peor escena que sus ojos hayan visto y su
ser haya experimentado jamás, el cuerpo
de su tío Vito yacía a mitad de la sala,
en un inmenso charco de sangre, mutilado por múltiples heridas producidas por un arma punzo penetrante… le arrancaron la
vida. Y a unos metros de él, hacia la cocina, el cuerpo de su madre en
iguales condiciones. Un grito estremecedor y desgarrador, que pareció provenir de las mismas entrañas, acompañado de lamentos y llantos, se dejó escuchar en
toda la manzana. Los vecinos corrieron en su ayuda al escucharlos,
quedando perplejos por la escena, impactante. Aghata por unos instantes se
olvidó de Daniel, que con su cuerpecito
desnudo y cubierto de sangre corrió hacia su madre al oírla gritar. Y Gracias
al gran poder de Dios, estaba vivo y fue el único que salvó la vida ante estos
canallas…
Tratar de entender las
razones que llevan a una persona a cometer
un hecho tan abominable y cruel, como el
de quitarle la vida a otro ser humano -por alguna simplicidad- dentro
de la intimidad del hogar que le brindó confianza y seguridad, es
imposible…
Gracias por leer Crónicas de una Ciudad Ficticia. Dios te bendiga. Cuídate y cuida a
los tuyos que en este País Artificial los delincuentes son reales.