¡Aló!,
¡Aló!,  ¿Qué pasa? ¿Qué pasó? ¿Qué? ¿Te
hicieron algo? ¿Estás bien?
Así,  comenzaba mi mañana, en esta ciudad ficticia
de algún país artificial.  Recibiendo esa     –horrible-  llamada,  llamada que me heló la sangre y me hizo sudar
frió, las manos me temblaban y sentí  como
se paralizaba mi corazón, esa llamada que 
cambio todo el sentido de mi vida. Esa             –horrible-  llamada, que
transfiere a la mente un sin fin de pensamientos fríos y descabellados…
¡Aló!  ¡Mi amor, mi amor! ¡Mi amor entraron a la
casa! ¡Secuestraron a la niña! ¡Secuestraron a la niña! ¡Nos robaron,  nos robaron! 
Palabras
hondamente dolorosas y dañinas, esbozaba 
Caterina entre gritos, llantos y sollozos, cuando me llamó, 9:30 de la
mañana aproximadamente, yo a una hora de distancia, hora que se hizo eterna,
donde los segundos fueron horas y los minutos fueron días. -Como cuando entras
a una agencia bancaria pues- llegar a mi casa y encontrarme con la invasión a
mi privacidad, a mi autonomía…
Ocho
hombres, uno llamo a la puerta, me apuntaron, armas de fuego, golpes,
empujones, amenazas. _Dame el teléfono. _Señora coopere, tenemos secuestrada a
su hija.  _ ¿Dónde?
están los “reales”…    Se llevaron todo,
Se llevaron todo…
Gracias
a dios a ninguno se le ocurrió la idea de matarla. Gracias a dios no abusaron
de ella. Gracias a dios, no hubo tal secuestro fue una vil y vulgar estrategia,
para lograr la colaboración, mediante el psico-terror.
Qué
espantoso momento,  tuvo que vivir
Caterina…
Hoy,
gracias a Dios no fui yo, -ni tu- la victima de este relato que -si
sucedió-  me lo conto el amigo, de un
amigo, pero quise compartirlo, para su reflexión y alerta, ya que la
inseguridad en esta ciudad ficticia, de algún país artificial,  es un problema diario, muy grave. Dios te
bendiga. Cuídate y cuida a los tuyos que en estas fechas los delincuentes
también quieren aguinaldos.
talyuno.blogspot.com
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