Sucedió
en una ciudad ficticia, de algún país artificial.
Cualquier
parecido con la realidad es pura coincidencia.
Esperando que se
llenara el autobús que me llevaría a mí
destino…
Buenos
días tengan todos señores pasajeros, gracias a los que contestaron y a los que
no, que tengan un excelente día también, bueno amigos pasajeros no venimos aquí
a venderles nada, nosotros formamos parte de una asociación sin fines lucro que
ayuda a los jóvenes que tienen problemas
de drogas, esta asociación no recibe ninguna clase de ayuda del estado y por
eso nos vemos en la obligación de salir a las calles a promocionar estas
estampillas que les está entregando mi compañero pueden colaborar con lo que
quieran, gracias y recuerden que están ayudando a un grupo de jóvenes a salirse
del problema de las drogas, gracias y que tengan buen día…
Buen
día señores pasajeros, a los que
respondieron y a los que no también, hoy les traemos esta magnífica promoción de
caramelos masticables, que gustan a todos, niños, no tan niños, hombres y
mujeres por igual, a los abuelos y abuelitas que se los comen en sus casas para
que nadie los vea cuando se les pegan a la plancha… son tres paqueticos de
cinco cada uno, que en la calle, en una tienda le cuestan cincuenta cada
paquetico, nosotros se los traemos a tres por cien, barato señoras y señores
más barato que en época de la cuarta, cien que no enriquecen ni empobrecen a
nadie pero como ayudan… gracias que tengan un buen día.
Buenos
días, permiso señor conductor, señores pasajeros buenos días, _por favor
–entregando a cada pasajero dos galletas- bueno, señoras y señores a los que
recibieron las galletas gracias, y a quienes no gracias también, estas galletas
que tienen en sus manos, en la bodega tiene precio de setenta, hoy yo se las
traigo a ustedes al módico precio de dos por cien, gracias por su colaboración
que tengan un buen día…
Bueno
señoras y señores rapidito, rapidito queremos BlackBerrys, Samsung, iPhone y hasta bergatarios…
no, no, no mentira; lo que sucede es que tenemos que montarnos así para que
ustedes se activen porque se les ve que están dormidos todavía, dos chupetas
por cincuenta aprovechen la oferta…
No
me van a creer pero las vendieron todas,
cuando a los vendedores que les habían precedido, nadie les compró nada, luego se bajaron y todos los presentes
nos mirábamos las caras llenos de sorpresa, algunos se reían y comentaban: “_Ya
yo había lanzado mi teléfono al piso” _Yo también decía otro…
El
autobús continuaba llenándose…
Permiso
señor conductor, buenos días, el agua, el jugo, galletas, maní, pistacho,
almendras, merey, oro crema dos por cien…
Hasta
que por fin el autobús salió, y de pronto
el retumbar de una música ensordecedora que nos acompañó por un buen
rato, hasta que se levantaron tres hombres, jóvenes de aproximadamente veinte
años cada uno, dos de ellos con sendas pistolas, uno apuntó al conductor, el segundo a los
pasajeros y dijo: “buenos días señores
pasajeros, somos un grupo de jóvenes que tenemos responsabilidades y familias
que mantener, como no estudiamos y no conseguimos trabajos dignos que nos
paguen un buen dinero por lo que sabemos hacer, nos vemos en la imperiosa
necesidad de salir a la calle a robar, gracias por su atención, quédense
tranquilos y colaboren para que nadie salga lastimado”. El tercero le
arrebató una cartera a una dama y puesto por puesto, pasajero por pasajero, le
fue quitando las pertenecías a todos incluyendo teléfonos, monederos, relojes,
zarcillos, anillos y carteras de bolsillo…
para así bajarse en mitad de la
autopista -bajo la mirada atónita de
todos los pasajeros y los otros conductores que pasaban en sus carros por el
lugar tratando de esquivarlos- se
perdieron entre la maleza, no los vimos
más…
Hoy,
gracias a Dios no fui yo -ni tu- alguna de las víctimas de este relato que -si
sucedió- me lo conto el amigo, de un
amigo, pero quise compartirlo, para su reflexión y alerta, ya que la
inseguridad en esta ciudad ficticia, de este país artificial, está en todos lados y es un problema diario
muy grave que –lamentablemente- siempre nos acompaña.
Gracias
por leerme. Dios te bendiga. Cuídate y
cuida a los tuyos que en esta ciudad ficticia, los delincuentes son reales.
JaJaJa, me hiciste acordar cuando era niña y viajaba con mis padres a Maracay...Venezuela.
ResponderBorrarGracias por todos tus comentarios y gracias por leerme... saludos que sigas bien.
BorrarQue bueno que este relato te haya evocar buenos momentos de tu vida... que sigas bien
BorrarPor nada Gracias tu tambien. Feliz noche.
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